miércoles, 30 de diciembre de 2009

II Domingo después de Navidad


La Palabra de Dios, Jesucristo, ha querido hacerse presente en medio de la humanidad; se ha hecho uno con nosotros, para compartir nuestras alegrías y nuestros dramas personales……pero no la hemos acogido, no la hemos recibido en nuestra casa, que era la suya.

Es la paradoja de la encarnación.

Tantas veces hemos oído su Palabra que quizás no nos diga nada.

Pero la Palabra de Dios es capaz de transformarnos si la recibimos como lo que es: Palabra de Dios.

La palabra de Dios nos posibilita ser hombres y mujeres nuevos capaces de transformar nuestras vidas, nuestras comunidades, La Iglesia el mundo……




Eclesiástico 24, 1 – 2.8 – 12.
Salmo 147.
Efesios 1, 3 – 6.15 – 18.
Juan 1, 1 – 18.

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