jueves, 5 de febrero de 2009

YA NO REZA EN GETSEMANÍ (Extraido de la revista Huelva Penitente del mes de Febrero 2009)




Cuando en mi familia se habla de Antonio Castillo Lastrucci, siempre terminamos la conversación hablando del Señor de la Oración en el Huerto. Y es que en el seno de la Archicofradía aún somos muchos hermanos los que nos preguntamos el por qué del cambio de nuestro antiguo Titular.

Y no es que no estemos orgullosos de la Imagen actual. Todo lo contrario. La portentosa efigie de Ortega Bru supera con creces el simulacro de Castillo. Pero en este caso concreto no podemos decir que la sustitución fue por el mismo motivo que el de Nuestra Madre y Señora de los Dolores, ya que la que esculpiera el sevillano en el año 1937 carecía de la calidad artística que este imaginero nos tenía acostumbrado en sus obras marianas.
Si nos ponemos a pensar en el tiempo, es curioso el número de tallas que ha tenido esta corporación a lo largo de su historia, perecidas en la tragedia vivida en España durante la guerra civil o reemplazada por el capricho de los oficiales de gobierno (no de todos) a finales de los años 70 del siglo pasado.



Cierto es que los tres titulares cristíferos que ha tenido la Oración en el Huerto desde su fundación en 1922 han sido de una extraordinaria calidad. No podemos olvidar que Joaquín Bilbao (1866-1934) fue el autor del primero de ellos, realizando el que para mí, ha sido la mejor imagen de Cristo de la que ha disfrutado la cofradía. Representaba la agonía que tuvo que sufrir Nuestro Señor en Getsemaní, con una fuerte y alta inclinación en su cabeza distinguiéndolo de sus dos sucesores, algo más estáticos. Una suave y clara encarnadura era salpicada por mínimas gotas de sangre por efecto de la hematidrosis debido a la angustia vivida.



Sobre el paso iba acompañado por el ángel de Enrique Pérez Comendador (1900-1981), esculpido con maestría y dotándolo de unos paños a modo de vestimenta estofados en oro, al igual que las grandiosas alas. Lamentablemente y junto con la mayoría del patrimonio cofrade onubense, las imágenes fundacionales desaparecieron en los disturbios del 36.

Pero volviendo a la creación de Castillo Lastrucci, debo decir que despierta en todo el que lo recuerda o lo contempla en las instantáneas de las paredes de mi casa una admiración tremenda. La dulzura de su mirada y la expresión de su rostro hacen adentrarse a cualquiera en la más profunda meditación.
La portentosa imagen que esculpiera en 1937 el discípulo de Antonio Susillo, eleva la mirada al ángel confortador buscando el consuelo para aliviar el drama vivido en el Lagar de Aceite. En su rostro, enmarcado por una poca trabajada cabellera peinada a dos aguas, destaca su cejo fruncido sobre los ojos avellanados carentes de rastro piloso en sus pestañas. El autor siempre se ha destacado por dotar sus obras con una policromía oscura y no iba a ser menos en este caso. Su tez morena resalta aún más la expresión de unos ojos casi rebosantes de lágrimas y una barba pronunciada que rodea la carnosa boca de la cual parece salir el “Padre, aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino. la tuya”.
En Él podemos apreciar la ausencia de la anteriormente mencionada hematidrosis. Quizás el autor al culminarlo no quiso empañar su dulzura con este rasgo característico de los Nazarenos orantes y aliviar la sensación de sufrimiento que expresa el sudor sangrante. Siempre he escuchado decir que los únicos pero que se le podía poner eran la postura excesivamente erguida de su cuerpo y las nefastas articulaciones de sus brazos, llegando incluso a tener que sujetarlos con aldabillas interiores.


Este Cristo es el más beneficiado de los tres en cuento ajuar se refiere, ya que es al que se le encarga la mayoría del patrimonio que dispone en la mayoría del patrimonio que dispone en la actualidad la Archicofradía, destacando el paso de misterio tallado por José Oliva y bendecido el 12 de abril de 1949, la túnica de salida bordada por los talleres de Guillermo Carrasquilla, donada por D. Pedro Moreno y estrenada en la Semana Santa de 1953 o las potencias de plata sobre dorada realizadas por la Joyería Dalmau de Madrid y donadas por D. Rafael González Barba.

El ángel realizado por Antonio León Ortega se bendice el 21 de abril de 1943, por lo que el Señor procesionó varios años sin la efigie del confortador. Al escultor ayamontino le unía una gran amistad con mi abuelo paterno, D. Manuel Llanes Hierro, pidiéndole a éste que le buscará un joven con facciones aniñadas y pelo rubio que le sirviera de modelo para la cabeza de Egudiel. Por ello es D. Francisco Salas, compañero de trabajo en la ONCE, el que está plasmado en el busto del ángel y sirviendo los pies de mi abuelo para el modelado de los mismos.
En 2004 fue restaurado con éxito por Ventura Gómez renovándose el dorado, reparándose la policromía y recuperando los elementos perdidos con el paso del tiempo o la mala manipulación.

En el año 1976, la Cofradía contacta con el artista Luís Ortega Bru para la realización del apostolado del paso de misterio. Tras la gran aceptación que estaba teniendo el comienzo del misterio de la Cena de Sevilla, avalado por Cristo de la Caridad de Santa Marta (1953) o por el que fue su presentación oficial en la capital hispalense, el titular de la Hermandad del Baratillo (1950), la Archicofradía le encarga los bocetos de San Juan, San Pedro y Santiago, así como el de un nuevo ángel, estando la corporación (inexplicablemente) poco satisfecha con la actual desde que la realizara Antonio León Ortega, aunque no se pudo ejecutar debido al fallecimiento del artista.
En 1976 entrega los apóstoles San Juan y Santiago. Es entonces cuando se plantea una transformación del Señor, ya que el estilo arriesgado de Bru podría desentonar con el suave modelado del de Lastrucci.

Llegado este punto, Ortega Bru propone la realización de una nueva talla ya que es reacio a retallar la antigua imagen del Señor. Sale de su taller la obra tal y como la conocemos hoy día, con un rostro estremecedor las cejas finamente talladas en la madera, dientes y lengua perfectamente gubiados, destacando en el conjunto el tratamiento del cabello y barba, decolorados en parte de su policromía para darle la impronta añeja que tanto utilizó en sus creaciones Ortega Bru.




Desde ese momento y hasta la actualidad, se crea un hermetismo en los dirigentes que llevaron a cabo el encargo hasta el punto que la controversia lleva rondando en la Archicofradía en particular y en la Huelva cofrade en general 30 años sin que nadie pueda o quiera demostrar nada.

También es verdad que en el contrato que aquí mostramos, indica que “El precio que de común acuerdo se fija para la restauración del Señor […] es el de CIENTO SESENTA MIL PESETAS ” conjuntamente con “[…] y para la nueva imagen del apóstol San Pedro, CIENTO VEINTE MIL PESETAS.” Y hago yo ahora una pregunta a los lectores para que saquen sus propias conclusiones: ¿No parece ilógico que el presupuesto de la restauración de la imagen del Señor, con un aparente perfecto estado, sea más elevado que el de una nueva obra como era la del apóstol San Pedro?



Según Benito Rodríguez Gatíus, estudioso de la vida y obra del de San Roque, el Señor de la Oración en el Huerto actual es obra completa de Luís Ortega Bru, terminada en 1977 y entregada el 16 de diciembre de ese mismo año.
Algunos siguen diciendo que la actual figura es la anterior retallada. La mayoría piensa que es una nueva hechura por completo. Desde mi experiencia opino que es difícil obtener una imagen mucho más grande al retallar otra más pequeña, como es el caso. Y por ello decrece la duda de la originalidad de un autor u otro.
Un secreto a voces en los cofrades onubenses es el hecho de haber familias en posesión de piezas del que ejecutara el artista sevillano, algo difícil de demostrar y que en el caso de ser cierto, sólo depende de ellos que Nuestro Padre Jesús de la Oración el en Huerto esculpido por Antonio Castillo Lastrucci esté donde siempre tuvo que estar tras su sustitución: En su Casa Hermandad.



José Jesús Llanes González.



BIBLIOGRAFÍA:

ORTEGA BRU, Benito Rodríguez Gatíu. Ediciones Guadalquivir

FOTOGRAFÍAS:

Archivo José Llanes Mojarro
Archivo José Llanes González