EL MISTERIO DE LA HERMANDAD DE LA COLUMNA Y AZOTES.
Cristo fue ajusticiado atado a una columna baja, al parecer conservada y venerada en la Iglesia de San Práxedes en Roma. Según la costumbre romana, fue castigado dentro del pretorio, con el flagrum taxillatum, una empuñadura de madera de la que pendían varias correas de cuero acabadas en bolitas de metal llamadas taxili, o huesos de carnero, de efectos devastadores.
A diferencia de la judía, la flagelación o correctio romana carecía de un número exacto de golpes, siendo aplicada esta pena a malhechores, bárbaros o esclavos, como sustitutiva de la pena capital aún a riesgo vital del reo. Era generalmente realizada por seis verdugos, a turno de dos,turnándose para descansar.
La elegante y siempre clásica hermandad de las Cigarreras presenta a Sevilla este misterio cada tarde de Jueves Santo.
Como es costumbre, trataremos de aportar nuestro grano de arena, en este caso desentrañando cuáles han sido las obras que inspiraron el magnifico misterio gubiado por el imaginero trianero J.A.Navarro Arteaga.
En 1975, la hermandad de los Dolores de Sanlúcar de Barrameda, adquiere el antiguo canasto de la cofradía cigarrera, un paso de estilo barroco y dorado,de clasiquísima factura, tallado en madera de pino y contratado por la hermandad en 1895 a Enrique González. Junto a ello, la corporación sanluqueña se hace en 1980 con el conjunto formado por tres figuras, los antiguos sayones de la cofradía sevillana ya mencionados en un inventario de 1710 y atribuidos a Hita del Castillo.
Se caracterizaban por su fealdad, siendo un grupo escultórico de los llamados “a la turca”. Esta escena incluía un esbirro, hoy cedido, agachado en actitud de coger un haz de varas de abedul, avellano y fresno, llamado vitis, otro útil usado por los romanos en la flagelación como elemento de tortura.
Pues bien, la imagen del soldado que hoy se sitúa genuflexo en la delantera del paso sevillano, estrenado en 2003 y reanimando al Señor, quiere recordar en cierta medida aquélla del XVIII.
Respecto a la traza de este romano,hemos querido compararlo con el que aparece en primer término, junto a las vitis con el apareciente en smilar actitud en la obra del pintor francés William Adolphe Bouguereau (1825-1905), "La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo" (1880), un espléndido óleo sito en la Catedral francesa de San Luis, en La Rochelle.
Con un simple golpe de vista,se denota que su semejanza es más que evidente. Es un guiño artístico al antiguo pasaje de la cofradía.
Otro gesto cómplice lo encontramos en la túnica del Reo que porta sobre su brazo uno de los legionarios que contempla la escena, que viene a rememorar el antiguo y tercer paso que en otroras calendas procesionase la corporación, El de la Púrpura, donde se mostraba a Jesús recogiendo sus ropajes tras ser azotado.
Pero no acabamos aquí. Es Navarro Arteaga un profundo conocedor y amante de la escultura clásica. De hecho muchas de sus obras se salpican con gestos geniales que nos referencian a ésta. Así ocurre con la disposición y traza de los soldados que flagelan al Cristo, los cuáles beben de los modelos de Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), sobretodo de su maravilloso David (1624), realizado para su mecenas,el Cardenal Borghese y sito hoy en la galería del mismo nombre.
Aquí el cuerpo de la figura se muestra en el instante en que se dispone a tirar la piedra, los dos pies apoyados, el cuerpo medio girado. La figura está en tensión, el movimiento y la potencia están implícitos. La cara muestra concentración, con el ceño fruncido e incluso mordiéndose el labio inferior. Este David no es el guerrero perfecto e idealizado, sino uno muy humano esforzándose para lograr sus metas. Todas estos caracteres,son perfectamente aplicables a los esbirros que ajustician al Nazareno.
Vean y juzguen ustedes mismos.
Cristo fue ajusticiado atado a una columna baja, al parecer conservada y venerada en la Iglesia de San Práxedes en Roma. Según la costumbre romana, fue castigado dentro del pretorio, con el flagrum taxillatum, una empuñadura de madera de la que pendían varias correas de cuero acabadas en bolitas de metal llamadas taxili, o huesos de carnero, de efectos devastadores.
A diferencia de la judía, la flagelación o correctio romana carecía de un número exacto de golpes, siendo aplicada esta pena a malhechores, bárbaros o esclavos, como sustitutiva de la pena capital aún a riesgo vital del reo. Era generalmente realizada por seis verdugos, a turno de dos,turnándose para descansar.
La elegante y siempre clásica hermandad de las Cigarreras presenta a Sevilla este misterio cada tarde de Jueves Santo.
Como es costumbre, trataremos de aportar nuestro grano de arena, en este caso desentrañando cuáles han sido las obras que inspiraron el magnifico misterio gubiado por el imaginero trianero J.A.Navarro Arteaga.
En 1975, la hermandad de los Dolores de Sanlúcar de Barrameda, adquiere el antiguo canasto de la cofradía cigarrera, un paso de estilo barroco y dorado,de clasiquísima factura, tallado en madera de pino y contratado por la hermandad en 1895 a Enrique González. Junto a ello, la corporación sanluqueña se hace en 1980 con el conjunto formado por tres figuras, los antiguos sayones de la cofradía sevillana ya mencionados en un inventario de 1710 y atribuidos a Hita del Castillo.
Se caracterizaban por su fealdad, siendo un grupo escultórico de los llamados “a la turca”. Esta escena incluía un esbirro, hoy cedido, agachado en actitud de coger un haz de varas de abedul, avellano y fresno, llamado vitis, otro útil usado por los romanos en la flagelación como elemento de tortura.
Pues bien, la imagen del soldado que hoy se sitúa genuflexo en la delantera del paso sevillano, estrenado en 2003 y reanimando al Señor, quiere recordar en cierta medida aquélla del XVIII.
Respecto a la traza de este romano,hemos querido compararlo con el que aparece en primer término, junto a las vitis con el apareciente en smilar actitud en la obra del pintor francés William Adolphe Bouguereau (1825-1905), "La Flagelación de Nuestro Señor Jesucristo" (1880), un espléndido óleo sito en la Catedral francesa de San Luis, en La Rochelle.
Con un simple golpe de vista,se denota que su semejanza es más que evidente. Es un guiño artístico al antiguo pasaje de la cofradía.
Otro gesto cómplice lo encontramos en la túnica del Reo que porta sobre su brazo uno de los legionarios que contempla la escena, que viene a rememorar el antiguo y tercer paso que en otroras calendas procesionase la corporación, El de la Púrpura, donde se mostraba a Jesús recogiendo sus ropajes tras ser azotado.
Pero no acabamos aquí. Es Navarro Arteaga un profundo conocedor y amante de la escultura clásica. De hecho muchas de sus obras se salpican con gestos geniales que nos referencian a ésta. Así ocurre con la disposición y traza de los soldados que flagelan al Cristo, los cuáles beben de los modelos de Gian Lorenzo Bernini (1598-1680), sobretodo de su maravilloso David (1624), realizado para su mecenas,el Cardenal Borghese y sito hoy en la galería del mismo nombre.
Aquí el cuerpo de la figura se muestra en el instante en que se dispone a tirar la piedra, los dos pies apoyados, el cuerpo medio girado. La figura está en tensión, el movimiento y la potencia están implícitos. La cara muestra concentración, con el ceño fruncido e incluso mordiéndose el labio inferior. Este David no es el guerrero perfecto e idealizado, sino uno muy humano esforzándose para lograr sus metas. Todas estos caracteres,son perfectamente aplicables a los esbirros que ajustician al Nazareno.Vean y juzguen ustedes mismos.
