lunes, 10 de enero de 2011

"EN EL PATIO CABALLOS" (Artículos de opinión e investigación, por Juan Fernández)


UNA CURIOSIDAD SOBRE EL MISTERIO DE LA SAGRADA MORTAJA.

Hacia 1685 la Cofradía de La Mortaja adquiere una época de gran esplendor con el ingreso de los escribanos y alguaciles, decayendo después y volviendo nuevamente a reponerse con la entrada en la Hermandad de los componentes del gremio del arte de torcedores de la seda, que la enriquecieron con alhajas y propiedades. Aunque el carácter de la hermandad en Santa Marina era muy distinto y hasta la iconográfía fue diferente en tiempos, los historiadores siempre han ponderado la categoría artística de su paso.
Como es sabido, Cristo se debe a Cristóbal Pérez (1677) y el resto del conjunto se postula como de la órbita del taller de Roldán, siendo la Piedad una imagen de superior calidad y que muchos han querido ver un cierto aire macareno. Representa el momento en el que los Santos Varones, San Juan y las Tres Marías se disponen para amortajar el cuerpo de Cristo con el sudario.

Pero como es menester en nosotros, aportaremos datos un tanto ignorados a este respecto. Así diremos que la Virgen hace reposar a Cristo sobre su regazo, pero antiguamente abría los brazos,según un grabado existente en las Reglas de 1793 y reproducido en un azulejo del Convento de la Paz. Ello era concordante con la visión sacramental y contrarreformista del sacerdocio de la Virgen, que ofrecía a su Hijo en Sacrificio. Este misterio era la respuesta de la sociedad católica,monárquica y aristocrática del s.XVII a su contraparte burguesa, republicana y protestante que secularizó dicho tema con la obra “Lección de Anatomía del Doctor Tulp”, obra de Rembrandt de 1632.

Pero vamos a traer a este respecto una curiosidad sólo apuntada y muy desconocida.El hecho de que este pasaje bebiera en su composición de una obra de Valdés Leal para el Hospital de la Santa Caridad. La Hermandad de la Caridad fue una fraternidad dedicada a enterrar a los muertos (los pobres que morían de hambre o enfermedad, se quedaban insepultos por las calles).

La hermandad experimentó un crecimiento debido al incremento del índice de mortalidad en 1649, cuando una epidemia de peste bubónica asoló la ciudad (murieron entre 50 y 60 mil, es decir, la mitad de la población que tenía Sevilla). Después de la peste, el hambre y las revueltas. En este momento entró en la confraternidad Miguel Mañara Vicentelo de Leca , hijo de una de las familias más ricas de Sevilla y casado con la hija de un Grande de Granada.

En 1663 Mañara planteó la fundación de un hospicio para vagabundos y hambrientos; el hospital se terminó el 1674, y su capilla fue decorada con pinturas de Murillo que explican las seis obras de caridad, y con los Jeroglíficos de Valdés Leal.

Mañara fue, pues, el inspirador de los cuadros de Valdés Leal y, en cierta medida, reflejan su obsesión personal por la muerte.Una de las obras que más empeño puso el valedor de la insititución fue precisamente "El Entierro de Cristo". Sin embargo,esta obra no puede contemplarse dentro del edificio,debiéndose ello a una hermosísima y romántica historia: Valdés Leal acordó unas condiciones en el contrato, entre ellas que los cuadros no podrían ser vistos hasta que estuviesen concluidos,garantizando así la total libertad del artista.

Don Miguel no pudo evitar la curiosidad y fue a espiarlo a su taller.Valdés Leal alegó por ello que se había incumplido el contrato para renunciar desengañado a entregar la obra. Años más tarde,cuentan que Valdés Leal había ido a visitar a Mañara a su lecho de muerte,quien le pidió que aquel misterioso lienzo lo dejase en el Hospital para que los sevillanos lo admirasen, entonces él le aseguró que la ciudad podría verlo pero de una manera diferente.Es por ello que esta singular composición pictórica afirman que puede verse hoy en el misterio de la Sagrada Mortaja.

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