Esta semana ha sido especial para la Cofradía de la Santa Cruz, pero de manera personal ha sido de las más bonitas que he vivido en los últimos años con mis hermanos de nuestra Hermandad, familias y amigos en los momentos de montaje y limpieza, pasando por el triduo y función, el nuevo paso, ensayo y grabación de la Capilla Musical, sin olvidarnos de la sorpresa del cartel oficial de la Semana Santa de Huelva.
Comenzamos con el montaje del Triduo en nuestra Hermandad de la Santa Cruz, agradeciendo desde aquí el préstamo de enseres a las Hermandades de Misericordia y Oración en el Huerto.
Un montaje en el que resaltaba el atavio de Nuestra Madre de Gracia, ejecutado con maestría por Juan Robles y dejando una magnífica estampa que pocos vamos a olvidar.
El triduo se desarolló durante los días 16, 17 y 18 predicando D. José Antonio Sosa de manera sublime y transmitiendo su mensaje con la sencillez y humildad que le caracteriza.
Un montaje en el que resaltaba el atavio de Nuestra Madre de Gracia, ejecutado con maestría por Juan Robles y dejando una magnífica estampa que pocos vamos a olvidar.
El triduo se desarolló durante los días 16, 17 y 18 predicando D. José Antonio Sosa de manera sublime y transmitiendo su mensaje con la sencillez y humildad que le caracteriza.
Transportado en un camión basculante por los carpinteros de Enrique Gonzálvez, entró en la calle Trigueros dejando un agradable aroma a cedro. No dejó indiferente a nadie la terminación que ha sabido darle el taller palaciego. Pocos pasos en esta fase de ejecución están tan bien rematados y acabados, digno de salir por las calles de nuestra ciudad.
El gozo de la Junta de Gobierno, de los hermanos y de las personas que hemos tenemos la suerte de dirigir este proyecto, era evidente una vez que el paso se posó sobre el suelo del Molino de la Vega.



Más de una veintena de nuevos hermanos se impusieron la medalla de nuestra Corporación, algo muy gratificante para todos nosotros, no sólo por los tiempos de crisis económica que corren, sino también por los tiempos de crisis de fé en los que nos encontramos.
Acabamos el día con una fraternal comida de Hermandad en un conocido restaurante.
Quiero agradecer enormemente desde aquí una vez más al grupo de priostía y a aquello que se unen en las labores de montajes y desmontajes, porque sin ellos no sería posible lo que hacemos.
Ayer en la Función Principal todos destacaban la portentosa voz de Pedro Llanes y la afinación de los intrumentos. Y demostrado quedó a la hora de interpretar "Tibi Soli", una pieza complicadísima del Miserere de Hilarión Eslava.
Enhorabuena a todos y muchas gracias por hacerme vivir estos momentos tan emotivos y satisfactorios.
Y como dicen ahora: "!Alargá er passo un poco mah, uhtede!"