Otra novedad era los guardabrisones que iluminaban la delantera y trasera del canasto del paso.
Un estreno no esperado entre los hermanos fue la donación de un magnífico llamador. Donado por un miembro de Junta de Gobierno en un acto íntimo la noche del Viernes de Dolores, hizo las veces de agradecimiento por todos estos años que ha podido estar trabajando y luchando para que la Hermandad esté donde está actualmente. El llamador tiene el corte más clásico de los que podemos encontrar sobre los pasos de nuestra Semana Santa, estándo realizado en latón pulido y pátina oleosa y siguiendo los modelos de las aldabas de finales del S.XVIII. Pero sin duda la mayor característica del "martillo" es su sonoridad. Un estruendo tremendo invade a los presentes cuando es alzado por el capataz.
Después de varios agradecimientos e importantes homenajes se cerraron las puertas de la Catedral para ya, por la tarde-noche, volverlas a abrir y dar paso al milagro...
Disfrutemos de las fotografías de Juan Manuel Fuentes:
