jueves, 25 de noviembre de 2010

"EN EL PATIO CABALLOS" (Artículos de opinión e investigación, por Juan Fernández)

LA MANIGUETA DEL PASO DE LA SOLEDAD.

Es la Soledad,la de Romero Murube, la que no hace falta adjetivar como la de San Lorenzo,una de esas cofradías a las que hay que prestar una especial atención. Es espejo donde el señorío y la sencillez juegan a la par con la elegancia de las más viejas formas cofradieras.

El sevillanísimo paso de las Azucenas,como fueron conocidas las andas de la Soledad desde su estreno y que debe su nombre a que éstas flores recorren el canasto junto a una pléyade de tulipanes en clara referencia a la pureza de la Virgen, es un prodigio de finura y delicia estética. Realizado por el maestro Curro en pino de Balzaín y quedando totalmente terminado para la Semana Santa de 1951, su costo aproximado fue de 250.000 pesetas, siendo uno de los pocos que está totalmente ensamblado, constituyendo una sola pieza.

El pintor y hermano de la corporación nacido en Villaverde del Río, Santiago Martínez Martín (1890-1979) va a ser quien diseñe desinteresadamente el conjunto de proyectos y dibujos, concrétamente once, de los que finalmente salió el elegido. Para ello, hubo de sobresalir ante las propuestas esbozadas por artistas de la talla de Castillo Lastrucci o Pérez Calvo.

En 1951, tras el estreno concluso de la obra, se reúne la hermandad en Cabildo de Oficiales, acordando ceder a perpetuidad al pintor y a sus descendientes directos, el derecho de servir de nazareno en la tarde del Viernes Santo, en la manigueta delantera derecha del paso. Este privilegio ha sido ejercido de forma ininterrumpida desde hace más de cincuenta años, por el propio autor y por sus hijos mayores, Santiago y Carlos Martínez Caro. Así paga Sevilla.

Es costumbre,que las maniguetas de este paso, sean además ocupadas de manera singular. Y me explico. Aquí no caben privilegios ni favores. Es tradición que el sitio de maniguetero sea tomado por hermanos que se encuentren en especiales circunstancias. Así aquéllos que no estén atravesando un buen momento en sus vidas, o aquél otro que se fue sin decir adiós y regresó después de muchos años, incluso un nazareno de los más nuevos, de los primeros tramos, a quien cinco minutos antes de la salida se le acerca sin mediar palabra el diputado mayor de gobierno y sin esperarlo, le da los guantes y le insta a dejar el macho del capirote. En definitiva,hermanos soleanos que de verdad lo merecen, como aquél becerrista de quince años,hijo del Niño de La Palma, que antes de ser famoso torero, ya era hermano de fila y cuota,Antonio Ordóñez.


1 comentario:

Soleano dijo...

Igualito que en otras cofradías,que no los despegan de las maniguietas ni con agua caliente.Debe de ser un derecho para todos los hermanos.