martes, 14 de septiembre de 2010

"EN EL PATIO CABALLOS" (Artículos de opinión e investigación, por Juan Fernández)

EL ORIGEN DEL PASO DEL CRISTO DEL CALVARIO.

Hoy vamos a conocer,ya que se cumple el centenario de su ejecución,una de esas obras,que se adelantan a su tiempo,y que tras ser inentendidas e incluso censuradas por sus coetáneos, terminan por establecerse como un modelo a seguir.Esas andas que pasaron de tildarse como una mesa de billar boca abajo, a ser una joya del barroco sevillano. El paso de Cristo de ese paradigma de exquisitez estética que es hermandad del Calvario.

Mucho y bien se ha escrito sobre este paso,y no es nuestro propósito traer a colación datos de sobra conocidos. Como es costumbre, indagamos sobre curiosidades ocultas e ignoradas.

Este paso revolucionó la estética tradicional de las andas de la Semana Santa allá por 1909, desde San Gregorio, la entonces sede de la corporación. Era el primer paso de madera oscura,en caoba encerada y sin dorar,iluminado por altísimos y extravagantes hachones,a modo de catafalco itinerante.Fue diseñado por Maese Farfán y contó con la talla de Salvador Domínguez Gordillo,ascendiendo su coste a 9975 pesetas.

Francisco Farfán Ramos,uno de los grandes ebanístas de la ciudad y prioste de la hermandad, tomó como modelo trasunto el canasto del Gran Poder, pero aplicó a dicha silueta una talla plateresca. Sin embargo, algo que pocos saben, es que al parecer, este extraordinario artísta, se basó a su vez en una pintura de 1872 de Francisco Pradilla Ortiz, y conservada en el Museo del Prado. Cuadro por excelencia del género histórico en España, que obtuvo la medalla de oro en la Exposición de París en 1878. Se trata de la evocación del viaje que hace doña Juana (La Loca) desde la Cartuja de Miraflores a Granada acompañando el cadáver de su esposo Felipe el Hermoso.

Así,podemos identificar elementos tales como el paño mortuorio,que vendrían a ser los maravillosos faldones en rojo grosella, ejecutados en 1927 en damasco y plata con escenas de Herminia Alvarez-Udell, en técnica de recorte, tan frecuentes en la Sevilla del XVII, y a juego con las exquisitas dalmáticas que anteceden a ambos pasos.

El túmulo funerario real, que vendría a ser el oscuro canasto, un arcón o féretro. Cuatro heraldos en las esquinas con hachones, que se identifican con los propios del paso y el águila bicéfala, de alas extendidas, que en el paso rematan las esquinas de las andas. Y finalmente, sobre la canastilla se dispone la pétrea plataforma del simulacro del Calvario, en cuyo centro se yergue la cruz,y que podríamos aparte de su simbología de muerte y plegaría, imbricar con los duros caminos de la Castilla por donde discurre la comtiva de lienzo que comentamos.


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