martes, 22 de junio de 2010

"EN EL PATIO CABALLOS" (Artículos de opinión e investigación, por Juan Fernández)

LA CABEZA DEL CRISTO DE LOS ESTUDIANTES

Hoy vamos a presentar una curiosidad ciertamente singular sobre una de las imágenes más sublimes de la Semana Santa.Poco o nada se ha escrito acerca de ello,y cuando tuve conocimiento fui a constatarlo de primera mano.

Juan de Mesa,una vez que se independiza en 1616 del taller de Montañés, se instala en la sevillana calle Pasaderas de la Europa, cerca de la Alameda de Hércules, en una vivienda que arrendó al ensamblador Diego López Bueno. Mesa fallece a los cuarenta y cuatro años a consecuencia al parecer, de una tuberculósis,siendo enterrado en la Iglesia de San Martín,y cuyo largo padecimiento quedaría reflejado en el rostro de sus Crucificados. Precisamente es en uno de ellos donde vamos a centrarnos.

El padre Pedro de Urteaga, prepósito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús de Sevilla, concierta con Juan de Mesa el crucificado de La Buena Muerte el 13 de marzo de 1620, encargado para el culto interno de una Hermandad de sacerdotes.

Es un Cristo muerto, ejecutado cuando el artista contaba treinta y seis años,que refleja como ningún otro el silencio, el abandono y la soledad inapelables de la muerte.

No conserva la corona de espinas que originalmente luciera, lo que permite contemplar aún mejor la hermosa cabeza, la más montañesina de todas las que Mesa ejecutó.

La talla causó tan enorme sensación que se la tomó de modelo para realizar otras dos, una de ellas en 1621, que algunos identifican con la existente en la iglesia de San Isidro de Madrid y sería la que hoy preside el altar mayor de la Catedral de la Almudena.

Está el hoy titular universitario,tallado en madera de cedro, de 176 cms. de altura, el imaginero debía cobrar por ella, según contrato, y por una Magdalena abrazada al pie de la cruz, de la que nada se sabe, 150 ducados.Respecto a esta Magdalena,recientes investigaciones apuntan a que pudiera ser un busto cercenado de la colección de Lázaro Galdeano de Madrid.

Reconocen en el cuello de la imagen similitudes con los cuellos femeninos que realiza Mesa a lo largo de su trayectoria. Poco marcado el espacio entre las clavículas y una especie de hinchazón, una especie de papada y hendidura horizontal a mitad que es la misma que presenta la Virgen de las Angustias de Córdoba.

Por su parte,la Capilla de San José, sita en la calle Jovellanos (entre las calles Sierpes y Tetuán), esta regentada por frailes Capuchinos y a pesar de su reducido tamaño,es un claro ejemplo del barroco sevillano.Su exagerada ornamentación la convierte en inmensamente "grande",en relación al arte que en ella se contiene.En la Sevilla gremial, el grupo de los Alfareros la tuvo como sede, quedando constancia de ello en los magníficos retablos que en ella se pueden contemplar.

Su construcción data de 1699, a cargo de Pedro Romero, siendo en 1766 cuando se finaliza la construcción exterior de la misma. Destacan en ella el Retablo Mayor (Cayetano de Acosta 1762 a 1766) con esculturas atribuidas a Pedro Duque Cornejo, al igual que la imagen de San Joaquín de la fachada.

Pues bien,en dicho templo,se conserva en una hornacina,en una de las naves laterales,una hermosa cabeza de un Cristo muerto. Dicha testa,de pequeñas dimensiones,guarda un asombroso parecido con la de la imagen cristífera de la cofradía sevillana de los Estudiantes.

Sin aporte documental fehaciente y sin más respaldo que las evidencias estilísticas,algunos han querido ver en esa cabeza,el boceto que Juan de Mesa realizase previamente para tallar al Cristo de la Buena Muerte.

De lo que no cabe duda,es que nos encontramos ante una cabeza tipológicamente mesina,que comparte los rasgos tipicos y propios del quehacer del cordobés,como podemos apreciar en otra imagen,el imponderable crucificado de las Misericordias de la Colegiata de Osuna (1623) ecargado por el canónigo Diego de Fontiveros y que particularmente nos recuerda en su morfología esta desconocida testa.


Vean y Juzguen ustedes mismos.

1 comentario:

vicio dijo...

Muy bueno Juan, habría que seguir indagando sobre esa cabeza. Un abrazo grande.