Recuerdo la primera vez que vi a la hermandad de los Estudiantes de Sevilla en la calle.Junto al Postigo,con mi gran amigo Manolo García Herrera que ejercía de anfitrión.Hasta entonces no era una de esas cofradías que me llamasen especialmente la atención,pero una vez que contemplé en su integridad el cortejo,entendí que es Los Estudiantes,y lo más importante, porqué lo es.
Hace escasas fechas,veían la luz tras un largo periplo de olvido en un arcón del covento de las Jerónimas de Santa Paula,los bocetos del manto (dos,eligiéndose el primero) y juego de faldones que ese genial artísta que fue Joaquín Castilla Romero,diseñó para el palio de la Virgen de la Angustia en 1965,que venían a sumarse al palio proyetado en 1947,siendo su reproducción hoy,una obra de arte realizada por los talleres de Santa Bárbara.Así se culminaba el palio soñado.
Pero lo que pocos saben,es que Castilla,quien trabajó copiósamente para esta corporación,dejó trazada la hechura de una futura canastilla para el inefable crucificado universitario,el cuál siempre ha procesionado en unas sencillas andas talladas por Francisco Oliveras en 1926 siguiendo el diseño de su hermano Manuel Serradilla quien, a la sazón, era ebanista y con los posteriores y modernistas evangelistas de Bidón.
Se trataba al parecer de un paso dorado,con aplicaciones en plata y la singularidad de ser iluminado por hachones,lo que hubiese supuesto una revolución en los conceptos de un pasocristo.
Así,a la espera quien sabe de ser o no realizado,aguarda un proyecto de uno de los grandes artístas de las cofradías sevillanas para una de las imágenes clave de la Semana Santa.
Hace escasas fechas,veían la luz tras un largo periplo de olvido en un arcón del covento de las Jerónimas de Santa Paula,los bocetos del manto (dos,eligiéndose el primero) y juego de faldones que ese genial artísta que fue Joaquín Castilla Romero,diseñó para el palio de la Virgen de la Angustia en 1965,que venían a sumarse al palio proyetado en 1947,siendo su reproducción hoy,una obra de arte realizada por los talleres de Santa Bárbara.Así se culminaba el palio soñado.
Pero lo que pocos saben,es que Castilla,quien trabajó copiósamente para esta corporación,dejó trazada la hechura de una futura canastilla para el inefable crucificado universitario,el cuál siempre ha procesionado en unas sencillas andas talladas por Francisco Oliveras en 1926 siguiendo el diseño de su hermano Manuel Serradilla quien, a la sazón, era ebanista y con los posteriores y modernistas evangelistas de Bidón.
Se trataba al parecer de un paso dorado,con aplicaciones en plata y la singularidad de ser iluminado por hachones,lo que hubiese supuesto una revolución en los conceptos de un pasocristo.
Así,a la espera quien sabe de ser o no realizado,aguarda un proyecto de uno de los grandes artístas de las cofradías sevillanas para una de las imágenes clave de la Semana Santa.
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