No sé si por casualidad o porque no podía ser de otra manera, el pasado sábado, viendo el traslado del titular cristífero de la Hermandada Sevillana de la Carretería al Sagrario de la Catedral para sus cultos, me encontré con la situación opuesta al anterior post: Todos y cada uno de los acólitos y servidores del viacrucis iban calzando manoletinas negras. Detalles que algunos verán sin importancia o ni siquiera lo verán, pero son los que hacen a las cofradías distinguirse una de las otras. Yo las prefiero así. ¿Ustedes?
1 comentario:
"Las hermandades en la calle no son más que el reflejo de los hermanos que la componen".
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