La pesca evangélica es signo de que cuando se confía en la Palabra, en la Palabra de Jesús, los frutos son extraordinarios.
Es la Palabra de Dios y no nuestros cálculos, nuestros esfuerzos, nuestra autosuficiencia, la que produce el milagro.
Isaías 6, 1 – 8.
Salmo 137.
Primera Corintios 15, 1 – 11.
Lucas 5,1 – 11.
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